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sábado, 22 de septiembre de 2012

La historia de Elisa- Cap 11.

Era domingo. La tiendas del pueblo cerraban y la mitad de la gente se encerraba en casa intentando relajarse antes de volver a empezar otra semana estresante. Sentada sobre mi cama, me refugiaba del mundo abrazada a mis piernas. Habían pasado tan solo tres días desde que Nayara y Sara se habían ido y ya las echaba de menos. Supongo que la situación hacía que las añorase aún más. Yo cabreada con Jake y él conmigo. He pensado en llamar a Nayara, pero no quiero preocuparle.
 El caso es que la tarde en la que Nayara y Sara se iban, nos tocó hacer de niñeras, creíamos que solo estaríamos un rato y que luego podríamos salir para que ellas se despidiesen, pero mis padres volvieron tan tarde que nada más volvieron mi padre las tubo que llevar a casa. Me cabreé con mi madre a más no poder y hasta ahora estoy sin hablarle. Dice que surgió un imprevisto. Pero ni si quiera se ha limitado a decírmelo. Solo lo hizo por hacerme la puñeta porque según ella no le hacía caso desde que salía tanto. Dios, pero si estamos de vacaciones... El caso es que al día siguiente mi madre vino a decirme que se irían a Riverwills con Manuel, para pasear un rato y que si quería ir. Ni contesté, ella ya sabía la respuesta. Se fueron y yo desayuné y me puse a ver la tele. Tocaron al timbre y yo aún bostezando y con toda la boca manchada de colacao abrí la puerta y Jake se abalanzó sobre mí cerrando la puerta tras de sí. Me abrazó tan fuerte que casi creí que me asfixiaba. Le dí un beso en la frente.
-¿Qué haces aquí a estas horas, eh?
-Bueno, la vecina me dijo que tus padres se habían ido. Y subí a verte. Además, sé que estás triste porque Nayara y Sara se han ido, y vengo animarte.
-¿Sabes que todo lo que dices suena mal en mi cabeza?
-Eres una pervertida.
Me miró mal y se sentó en el sofá, apoyando la cabeza boca abajo sobre los brazos. Sonreí. Era tan infantil. Tan pequeñito. Pero cuando tenía que ser serio y maduro, lo era. Me encantaba esa faceta suya. Me acerqué a él y me senté a su lado.
-¡Quita! ¡Pervertida!
-¡Serás! 
Me levanté haciéndome la enfadada y fui a mi cuarto, me tumbé en la cama boca abajo con la cabeza en la almohada. El móvil sonó y lo cogí.
-¿Diga?
-¡ELISAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
-Shhhh shhhh, ¡no grites Nayara!
-Es que me emociona oír tu voz. Te hecho de menos. Y Sara también aunque no te lo diga.
-Ya, ya lo sé, Sara es así, no pasa nada... Yo también os hecho muchísimo de menos.
-El caso es... 
-Di...
-Bueno... Sara y yo... queríamos...
-¿Queréis acosar a Derek y a Jason?
-Bueno, Sara quiere el teléfono de Jason para chatear y eso...
-Y tú el de Derek, ¿no?
-Sabes que tiene novia Lis...
-¿Y qué importa? ¿No puedes hablar con él o qué? ¡No seas tonta! En cuando los tenga te los envío por What's app.
-Vale Lis, gracias, dale recuerdos a Jake, ¡TE QUEREMOSSSS!
-Yo tambien tonta.
Colgué y sonreí. Me giré y Jake me miraba curioso.
-¿Era Nayara?
-¿No te han dicho que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas?
-Eres mala conmigo...
Me senté en el borde de la cama y el se sentó a mi lado. Le abracé y le besé. Sonreí en medio del beso y el sonrió acto seguido. 
-¿Sabes lo que te quiero?
-Pues no, no lo sé.
-Pregúntaselo a Tristán- y se echó a reír, no se podía negar que estaba celoso de que Tristán me llamara ayer para saber como estaba y tal... Me extrañó muchísimo ya que apenas lo conocía y no tenía muy buena impresión de mí y yo no muy buena de él... Pero me gustó poder contarle a alguien en ese momento lo triste que me sentía.
-¿Estás celoso?
-¡Que va! Si Tristán es mi amigo y se...
-¡Estas celoooosooooo!
-¡Mentira!
-¡Verdad!
Corrí hacia el salón y el me perseguía gritando. En ese momento sonó el timbre del portal de abajo. Me asusté y casi me caí, pero Jake me sujetó y impidió que chocara contra el suelo. Le sonreí y fui hacia la puerta. 
-¿Quien es?
-Elisa, soy Tristán, ¿me abres? Quería darte una cosa...
Instintivamente miré a Jake, quien me miraba extrañado, y que poco a poco tornaba sus ojos en un verde intenso que se le ponía cuando estaba mosqueado. Estaba realmente celoso.
-Si, claro... Un segundo.
Le abrí el portal y le dije que subiese. Jake me miró. Fui corriendo y le abracé. Me dolía que se pusiese tan celoso. Yo a él le quería muchísimo y sabe que nunca le engañaría, y no me gustaba que desconfíara de mi.
-Eh celosín, tranquilo, no va a pasar nada. Siéntate en el sofá y pórtate bien, que te conozco.
Me besó en la mejilla y fue a sentarse al sofá. Adoraba esos momentos en los que se comportaba como un niñito pequeño. Era tan adorable. Sonó la puerta y fui a abrir. Tristán me abrazó y luego me dio dos besos. Le dije que pasara y cerré la puerta. Miró a Jake extrañado y luego me miró a mi. Jake le saludó y siguió atento a la televisión, pero sin quitarme el ojo... ¡Este chico! No tiene remedio...
-Bueno... Tristán... ¿Que es lo que querías darme?
-Bueno, emmm...- su mirada se dirigió hacia Jake, que estaba tumbado en el sofá y esta vez estaba aún más atento a los dibujos y no prestaba mucha atención a nuestra conversación- ¿Podría ser en privado? Bueno... esto... es que...
Le sonreí y le llevé a la cocina. Jake me miró y yo negué con la cabeza. Me entregó una pequeña bolsita roja. Me sonrió y me dijo que la abriese. La abrí. Era una pulsera de plata con una bicicleta azul y un delfín colgados, y aparte también había una libreta con todos los enganches que podías comprar para la pulsera. Me la puse y le abracé fuerte.
-¡Muchísimas gracias Tristán! ¡Es preciosa! Pero no entiendo por que...
-Bueno, simplemente disculparme por que fuí un tanto grosero cuando nos conocimos.
-No tenías porque gastarte dinero... Además, nosotras también fuimos groseras, no pasa nada...
-No importa, me alegra que te guste.
Sonreí. Es lógico que no le importe. Jake me dijo una vez que su familia tiene muchísimo dinero y que se lo consienten todo a él y a su hermana. Nos dirigimos hacia el salón mientras yo contemplaba exahusta mi nueva pulsera. Era realmente preciosa... Y aquella bicicleta... Nunca olvidaría cuando conocí a Tristán. Y si lo olvidaba, siempre estaría la pulsera para recordármelo. Me despedí de Tristán y Jake le miró de arriba a abajo. También se despidió, pero no le hizo mucha gracia. 
-¿Por qué ha venido? ¿Qué quería? ¿Por qué os habéis ido a la cocina?
-Jake, solo ha venido a darme un regalo...- le enseñé la pulsera, feliz.
El se entristeció. Jake era más o menos como yo de dinero, tenía lo suficiente y vivía bien, pero todo lo que me regalaba solía ser hecho a mano, por él. Aunque nunca me importó porque me parecia precioso todo lo que me hacía. Le quería tanto que no me importaba nada de nada.
-Jake... ¿Qué pasa?
No hablaba, ni si quiera murmuraba. Miraba hacia el suelo, cabizbajo. Y entonces oí algo que provenía de él. Ese pequeño sorbido de nariz que únicamente haces cuando lloras. Me entraron ganas de llorar. No podía... Verle llorar siempre fué mi punto débil.
-Jake... yo... 
Me senté a su lado y le subí la cara. Le limpié las lágrimas con el dedo y el no apartó su mirada de mí. 
-Te quiero...- sollozó.
-Yo tambien te quiero Jake, no seas tonto ¿Como no te voy a querer?
-Le... le quieres a él... ¿verdad? El te quiere a tí... y te puede dar muchas más cosas que yo...
-¿Y eso qué importa? Yo te quiero a tí, Jake, ya lo sabes...
-¡Sé que tú le quieres Lis! - se puso nervioso, gritó sin ni darse cuenta y yo me eché a llorar. No podía creer lo que estaba pasando solo por un tonto ataque de celos. 
Por suerte, o no tanta, su punto débil tambien era verme llorar. Pero se hizo el duro. Se levantó y se fue. Cerró la puerta tras de sí.
Hasta ahora ni si quiera me ha llamado. Yo me he limitado a quedarme aquí en casa alejada del mundo. ¿Enserio habíamos acabado? ¡Pero yo le quiero! Y él... el me quiere... ¿no?