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domingo, 29 de abril de 2012

La historia de Elisa- Cap 9.

*RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING RIIIIIIIIIIIIIIIIIIING RIIIIIIIIIIIIIIIIING*
-Haz callar a esa cosa Elisa...- dijo Nayara con voz de dormida, aún con la cabeza apoyada en la almohada y los ojos cerrados.
Le dí un golpe al móvil y se estampó contra el suelo. Seguía sonando, incesable. Impaciente por lograr despertarnos. Alargué la mano, pero no conseguí llegar al móvil que se había metido entre los colchones. Me levanté cuidadosamente, pero no servía de nada. Donde debía haber algo no había nada. Sacudí a Nayara para despertarla, giro su cabeza y abrió los ojos lentamente.
-¿Qué quieres ahora? ¡Dios! Como no hagas callar a ese cacharro lo tiro por la ventana. ¿Donde está Sara?
-No lo sé, por eso te he despertado. 
-Estará arreglándose... Siempre hace lo mismo. ¿Te acuerdas en el campamento? Nos llamaban a las 9, que ya es pronto. Y ella se levantaba a las 6 en punto para ducharse, arreglarse, maquillarse y no se qué más...
-Jajajaja, bueno ella es así. 
Por fin alcancé el teléfono, pulsé el botón de la derecha y le dí a Desactivar alarma. Desde el fondo del pasillo, cerca de la cocina, escuchamos un ruido. Nayara se levantó de golpe y yo corrí hacia la cocina. Allí estaba Sara, toda maquillada, vestida y arreglada, como ya suponíamos. Tenía en la mano izquierda un brick de leche y en la derecha, el vaso. 
-¿Qué demonios ha sido eso? ¡Vas a despertar a todo el vecindario! Empezando por mis padres, que ya se cabrearon bastante ayer...
-Ais, lo siento. ¡Es que es difícil ponerse leche sin destrozar mi obra de arte!
-¿Hablas de tus uñas?
-Sí, ¿te gustan?- soltó el brick en la encimera y el vaso de leche y me enseñó las dos manos- ¿A que son monas? Me he tenido que levantar a las 6 para que quedasen así de perfectas.
-Si, si. Muy bonitas. Ahora desayuna que yo ahora vengo. Seguro que Nayara se ha vuelto a dormir. Encima llegaremos tarde...
Me giré y fui hacia Nayara. Nayara asomó su cabeza por la rendija del cuarto de baño.
-Ni te molestes. Sé cuidarme sola eh. 
-Pensaba que te habías vuelto a dormir, buena chica.
-No me hables así, eh. No soy una niña pequeña. 
Me reí y le abracé. Ella se rió y continuó cepillándose el pelo. Entre en mi habitación y cogí la ropa que me pondría hoy. Vaqueros cortos, un pelín altos. Camiseta metida por dentro, color beige con letras negras, de manga corta. Me puse mis medias negras y las converse color beige. Hacía unos días un poco extraños conforme al tiempo. Hoy hacía menos frío que ayer, pero aún así hacía bastante frío. Cogí el bolso negro de adidas, el de puntitos y coloqué en él lo necesario. Llaves, dinero, toalla y bikini por si acaso y el móvil. Justo cuando iba a coger la chaqueta, de dentro del bolso sonó mi móvil. Lo cogí justo a tiempo para que no se escuchase fuerte. Era Jake.
-Tú, ¿Dónde os habéis metido?
-¿Y algo más simpático? 
-Lo sieeeeento, es que ya son casi las diez. Estamos aquí en el Xopo. Y me conozco tu super puntualidad. 
-Puede que la puntualidad no sea mi fuerte, pero no hace falta que te metas conmigo, mala persona.
-Veeeenga va, venir a las 10:30, que si no sé que te enfadarás conmigo por ser un pesado. Nosotros iremos a dar una vuelta y pasaremos por casa a cojer el bañador. Coger vosotras también el vuestro, y toallas. Tengo ganas de tirarme al agua. Pero venga, os esperaremos.
-Bueno, vale. Hace un poco de frío eh... pero bueno... prometo que estaremos en la playa a las 10:30, justo en el puesto de helados, ¿vale? Un beso cielo, te quiero.
-Yo más.
-Anda, no empecemos. 
-jajaja, Chau, no lleguéis tarde.
Iba a contestarle, pero colgó al pronunciar la última palabra. Cuando me propongo no llegar tarde, no llego tarde. Me puse la ropa y le pedí a Nayara que me hiciese una trenza. Cuando acabó se vistió ella y fuimos a desayunar. Sara estaba tumbada en el sofá con la blackberry en las manos. Reía cada dos por tres. Cogí dos vasos y dos cucharas del cajón. Mientras, Nayara abrió la nevera y sacó el brick de leche medio lleno. Me pasó el brick y llené los dos vasos hasta las rallas amarillas. Los metí en el microondas y saqué el colacao. Pling. Saqué los vasos del micro y le dí uno de ellos a Nayara. Removimos hasta que se disolvió el colacao. Luego bebimos lentamente mientras sucábamos unas galletas maría dentro del vaso. Cuando acabamos metimos todo en la pila y pasamos por el baño una vez más. Nos lavamos los dientes y sonreímos a nuestro reflejo. Luego nos miramos las dos y reímos a carcajadas. Sara nos dijo que llegaríamos tarde, así que salimos del baño y fuimos hacia la puerta. Sara esperaba impaciente en el marco de la puerta. 
-Venga, chicas.
-¡Ya vamos, pesada! 
Cerré la puerta de un portazo y bajamos las escaleras. Salimos del portal. Hacía más frío del que yo me pensaba y me puse la chaqueta. Nos dirigíamos a la playa cuando una bicicleta azul pasó por delante de nosotras y frenó.
-Hola, guapas. Estas no son horas de estar por la calle, eh. Señoritas como vosotras deberían estar durmiendo un ratito más, ¿no?
-O tal vez no- contesté- Nosotras somos muy madrugadoras. 
-Oh, vaya. Esa respuesta no me la esperaba. Soy Tristán. ¿Y vosotras, señoritas?
-Yo me llamo Lacasito. Ella- dije señalando a Nayara- se llama Pez Espada y ella, Chicle de fresa...- reí con un tono despectivo y pregunté- ¿Y a ti que te importan nuestros nombres?  Tampoco queríamos saber el tuyo.
-Bueno bueno, veo que os habéis levantado con el pié izquierdo, sobre todo tú, señorita Lacasito. Así que mejor me voy, hasta luego, nos veremos pronto.
-Pues yo espero que no...-dijo Nayara.
Nos reímos las tres mientras la bicicleta azul desparecía. Aquello resultó un tanto extraño. Seguimos nuestro camino hacia la playa y cuando llegamos nos dirigimos hacia el puesto de helados. Y ahí estaban sentados cuatro chicos, de espaldas, hablando entre ellos. Reconocí la cabezita castaña de Jake y les hice un gesto a las chicas para que se callasen. Me acerqué despacio y sin hacer ruido y le tapé los ojos.
-Sé que eres tú. 
-Jopé, siempre lo sabes. 
-Tengo muy conocidas tus manos. 
-Jajajaj, si, será eso...
Los otros tres chicos se habían acercado a Nayara y a Sara y les habían dado dos besos a cada una. Nos acercamos yo y Jake al grupo, cogidos de la mano. 
-Bueno, ¿Y qué vamos a hacer? - soltó Jason, mirándome.
-No lo sé.
-¿Bañarnos? Si no para qué hemos venido a la playa eh. Mira que sois... jajaja.-dijo Jake.
Pusimos todos las toallas en la arena, una al lado de otra. Estaba a punto de cojer el bikini con las chicas para ir al baño a cambiarnos cuando Jake me cogió en brazos.
-¡Suéltame Jake! -grité.
-No, no, no. Tu te vienes al agua conmigo. 
-Espera que me ponga el bikini, ¿no? ¡Tontorrón, que luego no tengo más ropa! 
Me soltó y me abrazó. Le devolví el abrazo y fui corriendo hacia donde estaban las chicas. Entramos en el baño mientras los chicos se ahogaban mutuamente.
-¡Qué brutos que son!- comentó Sara.
-Bueno, es lo suyo, son chicos- dijo Nayara riendo.
Cada una se cambió y metió la ropa en la bolsa, sacó el bikini, nos ayudamos entre las tres para atarnos el bikini y salimos. Íbamos hablando mientras nos acercábamos al agua. Entonces Jake salió del agua, chopado.
-Uau, está congelada. 
-No, si ya se te ve...
En eso, salió también Austin. Los dos amenazaban con choparnos. Entonces Jake me volvió a cojer. Yo pataleaba.
-¿Otra vez? ¡Ni se te ocurra meterme ahí de golpe, que está fría! 
-Es que esto ha quedado pendiente, lo siento princesa, ¡Al agua que vas!
Jake me cojió aún más fuerte y cuando ya estábamos lo suficientemente profundos, me soltó. Yo me abracé a él. Estaba helada realmente. Le pegué flojito. 
-¡Estás tonto!
Nayara y Sara estaban hablando con los chicos, y nosotros dos nos juntamos. Jake les hecho agua en la cara a sus amigos. Aún conmigo abrazada a él. Ellos se la devolvieron y me choparon toda la cara.
-¡A mi novia no le mojes, payaso! jajajaja- dijo Jake con un tono divertido.
Nayara se hecho a reír, junto con Sara, por la cara que se me había quedado. Mientras tanto, Jake me había soltado y había empezado una clara guerra de agua entre ellos.
-¿De que os reís tontas?
-¡De tu cara!-contestaron y rieron.
Les chopé a ellas también. Y nos acercamos a los chicos, chopándolos a ellos también. Entonces todos empezamos a choparnos mutuamente. Los chicos se ahogaban entre ellos otra vez. Nunca entenderé ese juego, al final se harán daño... Abracé a Jake mientras le echaba agua en la cara a Derek. Le dí un beso en la mejilla y me salí del agua. Me dirigía a las toallas cuando Nayara me sopló en la oreja y yo me empecé a reír. Ese era mi mayor punto débil. Nayara me abrazó y nos tumbamos en las toallas. Saqué de mi bolsa el móvil y puse música. Nayara sacó unos paquetes de patatas fritas y gritó a los chicos y a Sara que viniesen a comer. Jake se tumbó a mi lado y me besó. 
-¡Que estoy comiendo jopé! ¡Vete a jugar con los tontos estos!
-¡Eh, no nos llames tontos!- contestaron los tres chicos, defendiéndose. 
-¿Te has enfadado?- preguntó Jake.
-No, no me he enfadado, pero parecéis críos... 
-Jajajaja, vamos Lis, no seas así.
-Ais, venga, come y deja de hablar.
-jajajaja-rieron todos.
Cuando se terminaron las papas, nadie tenía ganas de ir otra vez al agua. Miré la hora. Las 4:15. Anuncié a las chicas la hora. Sara hablaba con Jason y reía continuamente. Los otros dos chicos escuchaban a Nayara mientras contaba alguna de sus tonterías.
-¿Ya es tan tarde? Madre mía, que rápido se pasa... - dijo Sara.
-Pues ya ves...- dijo Nayara apoyando a Sara.
-Bueno chicos, nosotras casi que nos tenemos que ir ya... Quedamos esta noche... Es que esta tarde no creo que nos dejen salir, que mi madre está cabreada aún... -dije con desgana.
-Vale, no pasa nada. Nosotros estaremos por aquí. Que se ha mudado un amigo hace poco. Y su gemela es la novia de este- dijo Jake señalando con la cabeza a Derek- ¿Quedamos a las nueve y media en el Xopo?
-Vale, creo que nos dejarán. De todas formas te llamo cuando lo sepa.- contesté.
Me despedí de Jake con un beso y un abrazo. Y de los otros tres con dos besos en la mejilla. Las chicas me imitaron y después de volver a despedirme de Jake, nos fuimos hacia casa. Cuando ya estábamos lejos, Nayara empezó a hablar.
-¡Qué pena!
-¿Qué pena el qué? - pregunté.
-Pues que Derek tiene novia... ¡Es el más mono!
-¡Qué va!- dijo Sara- Jason es el más guapo. Además es super simpático y tiene mucho gusto para la moda.
-Venga chicas, ¿no iréis a pelearos por eso? Son todos simpatiquísimos, además de guapos. 
-Bueno, bueno... Pero Derek sobre todo- dijo Nayara.
Sara frunció el ceño y yo les rogué que dejasen el tema. Llegamos a casa y abrí la puerta del portal. Entramos y subimos las escaleras mientras hablábamos. Abrí la puerta de casa y entramos las tres. Fuimos directas a el cuarto y dejamos  las cosas encima de la cama. Nos quitamos los zapatos y nos pusimos los de andar por casa. Nos sentamos en el sofá del salón y encendimos la televisión. Manuel salió de su cuarto y me dio un beso en la mejilla.
-Hola, pequeño. 
-Hola, Lissi.
-¿Como has dormido hoy?
-¡Muy bien! ¡Roy se ha acurrucado en mis pies y me los ha calentado por la noche!
-Jajajaja. ¡Qué bien!
-Sí, ¡Es un gatito muy bueno!
-Sin duda alguna. Olle, ¿Dónde están papá y mamá?
-Se fueron hace nada a comprar. Dijeron que volverían en una hora o así. 
-Oh, vale. Has comido ya, ¿no?
-¡Hace un montón!
Roy asomó las orejas por debajo del sofá y nos echamos a reír los cuatro. Lo cogí y lo puse encima de mis piernas. El pequeño gatito cerró los ojos y se dejó acariciar. Después de un rato viendo la televisión todos juntos, llegaron mamá y papá y les ayudamos a descargar la compra del coche y subirla. Cuando terminamos, subimos otra vez y pasamos el tiempo riendo y contándonos cosas en mi cuarto. Había pasado la mitad del día. Ya eran las 8 y nosotras ya estábamos arreglándonos. Mamá nos llamó para cenar. Cenamos pizza y volvimos al baño a tarminar de lavarnos los dientes y arreglarnos. Era ya la hora. Cogí las llaves y me las metí en el bolsillo. Hice lo mismo con el móvil y llamé a las chicas. Nos despedimos de mis padres y de Manuel y bajamos al portal. Nos dirijíamos hacia el Xopo cuando me acordé de que se me había olvidado llamar a Jake. Bueno da igual, supongo que el ya sabría que iríamos. Llegamos al Xopo. Eran las 9:25. Llegábamos 5 minutos antes. Nos sentamos en la fuente a esperar y llegaron los chicos con algunos acompañantes nuevos. Eran un chico y una chica. De lejos no se les veía bien, pero me sonaba la cara del chico de algo. Aunque no recuerdo de qué. Cuando estaban cerca nuestra, Nayara me dijo que le sonaba la cara del chico. 
-Hey, chicas.- dijo Austin. 
Jake se acercó a mi y me besó. Todos los demás se saludaron entre ellos. 
-Estos son los gemelos. Se acaban de mudar aquí. Se llaman Tristán y Thelia. Ella es la novia de Derek - dijo Jake.
Derek sonrió y Thelia le agarró fuerte de la mano. Cuando dijo el nombre del chico, me acordé de él. 
-¡El de la bicicleta azul!
Entonces las chicas se acordaron también y se echáron a reír. 
-En realidad, es una bmx... pero sí, es una bicicleta. Por cierto, yo aún no sé vuestros nombres.
-Yo soy Elisa, y ellas dos, Sara y Nayara. 
-¿Os conocéis?- preguntó Jake extrañado.
-En realidad sí, Jeiki. Nos los encontramos cuando íbamos a la playa esta mañana. 
Yo y las chicas recordamos las cosas que le dijimos y nos echámos a reir. 
Jake me abrazó fuerte y me dió un beso en la frente. 
-Vaya, ¿Así que la chica esta tan antipática es tu novia, tío?
-No es nada antipática-dijo Jake mirándole mal. 
Le abrazé fuerte y reí. Discutimos sobre a donde iríamos y al final nos decidimos por La Vieja Colina. Estubimos allí todo el rato, mirando la luna, las estrellas y el mar. Era todo precioso. Habían traido comida, pero nosotras ya habíamos cenado. Cuando nos dimos cuenta ya eran casi las 11. Mi madre siempre quiere que llegue sobre esa hora. Nos despedimos de todos y cojí a las chicas del brazo. No quería volver a quedarme sin salir, que mañana era ya el último día. Llegamos justo a tiempo. Entramos a casa riendo aún por lo de aquel chico de la bicicleta azul, Tristán. 
Mi madre nos mandó a la cama y nos dijo que ella también se iba a dormir ya. Dijo que no hiciésemos ruído, que Manuel ya estaba acostado. Las chicas fueron a ponerse el pijama. Yo entré a mi cuarto, me puse el pijama y fuí al cuarto de Manuel. Le dí un beso en la mejilla y susurré un 'Buenas noches' dulcemente. Cerré cautelosamente la puerta y fuí al baño a lavarme los dientes. Allí estaban las chicas lavándose también los dientes y Sara, quitándose lo que le quedaba de maquillaje. Fuimos hacia nuestro cuarto y nos tumbamos en el colchón. Hablamos un rato más y las chicas se durmieron. Yo no conseguía dormirme. Aquel chico, Tristan, tenía algo misterioso... Además, no era feo. Claro que yo quiero a Jake, le amo. Y como él, no hay ninguno. Me giré y apoyé la cabeza en la almohada. Cerré los ojos y al poco rato, me dormí.