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domingo, 23 de septiembre de 2012

La historia de Elisa- Cap 12.

Otro día más. Y yo le echaba cada vez más de menos. A él, y a ellas. Es difícil el ambiente en casa. Mi madre parece más feliz. Me da la sensación de que es porque ya casi no salgo, pero no sé, tal vez sea por otra cosa. Voy de vez en cuando a la playa con Manuel, y ayer me encontré a Thelia y Tristán, quienes se iban ya a casa después de todo el día en la playa. Me preguntó por Jake y yo no supe qué responder. No quería preocuparle, ni tampoco darle demasiada información. En el fondo me caía bien, pero seguía teniendo algo de culpa de que Jake ahora no me hablase. Volviendo a mi vida, no hay gran cosa que contar, estoy sentada en el sofá viendo la tele y acariciando a Roy. Ese pequeño gatito me había cogido mucho cariño. Aunque siempre estaba con Manuel y hacía todo lo que él le decía... ¡Hasta dormían juntos! Manuel está aún dormido. Mis padres han salido. Es extraño pero antes no solían salir nunca. Creo que pasa algo y no me lo quieren decir. Sea lo que sea espero que me lo cuenten pronto, o me preocuparé. Sonó el teléfono y me dirigí a mi cuarto para cogerlo. Roy me siguió, pero se detuvo en la puerta de Manuel. Le miré y le abrí la puerta. ¡Qué adorable! Espero que no le despierte... Cogí el teléfono y mi sorpresa fue enorme al escuchar aquella voz.
-Estoy en tu portal, otra vez... Yo... lo siento Elisa... Sé que no me querrás dejar subir, pero sé que todo aquello que pasó con Jake es culpa mía. Acabo de estar en su casa. Está muy jodido, Elisa. 
-Ah...Ahora te abro...
Colgué y fui hacia el salón. Abrí la puerta del portal. A los pocos minutos sonó la puerta y abrí. Tristán tenía la nariz morada y el labio ensangrentado e hinchado.
-Elisa, si no quieres que entre no hace falta, me puedo quedar aquí...
-No seas tonto, pasa. Pero no hagas ruido, Manuel sigue acostado- le dije, aún mirando su rostro magullado.
Asintió y se sentó a mi lado en el sofá. Me miró preocupado, y antes de que pudiera preguntarle qué había pasado, empezó a hablar.
-Verás, cuando ayer te vi en la playa, y te pregunté por Jake, noté que algo iba mal. Luego Thelia me dijo que Jake no había aparecido ninguna de las veces que habíamos quedado. Así que decidí ir a verle. Ya era tarde ayer así que decidí ir hoy. Toqué al timbre y su madre me abrió. Me dijo que subiese, que Jake estaba arriba y que no sabía qué le pasaba, que mirase a ver si yo le podía animar un poco. Sabía que a la persona que Jake menos quería ver sería a mi, pero aún así subí a verle. Nada más abrí la puerta el se giró y me vio. Cerré la puerta y él me preguntó casi gritando que qué hacia yo en su casa. Estaba tan cabreado, tan jodido... No supe que contestarle. Me quedé ahí parado. Él se levantó y me dijo que era por culpa mía. Que era un capullo, que te quería. Y lloraba y le pegaba a todo lo que veía. Mi cara estaba entre todo aquello. Luego se tumbó en la cama y abrazó la almohada. Yo me fui. No podría aguantar mucho más ver aquello. Elisa, no puedo quedarme sin hacer nada. Yo... solo quería disculparme porque en realidad no soy nada grosero, es más, odio a la gente así. Pero acababa de salir de un problema y tenía ganas de fastidiar a alguien, de hacerme el guay... No sé si me entiendes, pero yo no quería que pasara nada de esto. Jake es mi amigo, y tú... bueno, tú me caes muy bien Elisa, y me gustaría haberte conocido bien y ser tu amigo, pero creo que lo mejor es que deje de entrometerme. Si necesitas algo, solo dímelo. Y si Jake necesita algo, dímelo también. Haré lo que sea por arreglar esto... al fin y al cabo es culpa mía... Lo siento Elisa.
Era un tipo fuerte. Si yo fuese él, probablemente estaría llorando. Y todas aquellas palabras se habrían quedado dentro de mí. 
-Yo...
Tristán me miró y sonrió. Me dio un beso en la mejilla y se marchó. No podía creer todo lo que había dicho. Jake... ¡Le había pegado! Con lo que ellos se querían como amigos. Sentía que todo aquello era culpa mía. Pero Jake... pero si él no mataría ni a una mosca... Lo único que tenía claro es que sentada en el sofá, en pijama todo el día no haría nada. Fui a vestirme y a arreglarme. Manuel se levantó. No había caído en eso... ¿Con quien se quedaría Manuel? No tardaría mucho, pero si mis padres volvían y se encontraban a Manuel solo, me caería una muy buena. Son muy maniáticos con eso, a pesar de que Manuel ya es bastante mayocito. Toqué al timbre de la vecina. Encarna sonrió y me preguntó qué pasaba. Le conté todo y ella puso cara de preocupada. Aceptó encantada de cuidar a Manuel. Conectamos desde que la conocí, tenía 27 años pero me llevaba genial con ella. Aunque la solíamos llamar Ana, porque a ella no le gustaba mucho su nombre. Cogí el móvil, las llaves y me despedí de Manuel. Toqué al timbre de Ana, quien ya estaba vestida. Se despidió de mi y me dijo que no me preocupase por Manuel. Bajé las escaleras rápidamente. Salí del portal y me adentré en el pueblo. Me dirigía hacia la casa de Jake. No estaba segura de lo que iba a hacer, pero igualmente sabía que debía hacerlo. Llegué. Toqué al timbre. La madre de Jake abrió, me miró de arriba a abajo.
-¿Que haces aquí?
-He venido a ver a mi novio.
Ella siempre me había odiado. Según ella le robé a su hijo, ya que antes se lo contaba todo y desde que estaba conmigo ya no le contó nunca más nada y encima le hablaba mal. Yo no sé como su madre puede ser así. Con un hijo tan perfecto. Yo sería la madre más feliz del mundo, y le dejaría estar con su novia todo lo que quisiera, ya que querría que fuera feliz. Sin embargo, ella siempre le ha prohibido estar conmigo y muchas veces tenía que mentirle y decirle que salía con Ezequiel, o con sus amigos de Yotx. 
Ella me miró mal y aun no queriendo, me dejó pasar. Sabía que su hijo estaba mal y que era algo relacionado conmigo. Subí a su habitación. Estaba enfrente de la puerta, pero no me atrevía a tocar. No había llegado hasta ahí para no hacer nada, así que me armé de valor y toqué ligeramente la puerta. 
Un ''¡LARGO!'' se alcanzó a oír dentro de la habitación. Abrí la puerta. No pude con aquello, pero tenía que ser fuerte. Tenía los ojos rojos de llorar. Estaba sentado en una esquina de la cama y miraba por la ventana. 
-Hola, Jake- cerré la puerta y me quedé quieta.
Se giró y se sorprendió al verme. Se giró hacia la pared y se tapó la cara.
-Vete...- sollozó.
-Jake no seas así... por favor...- estaba a punto de romper a llorar, de suplicarle que todo volviese a ser como antes. Pero volvió a mi cabeza aquello de ''Sé fuerte''.
-No quiero que me veas así, vete Elisa...
Estaba a punto de obedecer, de irme, de olvidar y dejar que pase el tiempo. Pero algo me sujetó los pies y me quedé quieta esperando algo que me dijese que estaba haciendo lo correcto.
-Elisa joder... vete... porfavor... ¿Mi madre te ha dejado entrar?
-Jake, digas lo que digas no me iré. Si quieres que me vaya tendrás que obligarme. Y sí, tu madre me ha dejado entrar.
Jake no contestó. Me daba tanta pena verle así.
-Jake... He hablado con Tristán... me dijo que había venido a verte... Jake yo... no quiero que esto se acabe por una tontería... ¡Tristán es tu amigo! Y además, solo intentaba ser amable... Te entiendo Jake... entiendo que te pusieras celoso porque yo probablemente también me hubiese puesto celosa. Pero no lo lleves tan lejos Jake, por favor. 
Parecía que Jake ni respirase. Le miré esperando una respuesta, pero la respuesta no llegó.
-Jacob, escúchame.
Él mismo me contó que no le gustaba nada que le llamasen Jacob, ya que solo le llamaban así cuando algo era muy muy serio y cuando iba algo mal. Me miró extrañado de que le llamase de esa forma. Entonces entendió que las cosas no acabarían bien como no hiciese algo.
-Elisa... yo... lo siento... fuí tan estúpido... es decir...¡Soy tan estúpido!
-Para Jake, no empieces con eso. No es culpa de nadie, son cosas que pasan y ya está...
-Te quiero, Elisa. Te quiero muchísimo.
-Yo tambien te quiero, Jeiki. 
Se levantó de la cama y me abrazó. Y ya no aguanté más. Lloré todo lo que me había guardado. Él me abrazó más fuerte. Me sentía protegida entre sus brazos. Me susurró que nunca volvería a pasar, que me quería muchísimo, que no me quería perder nunca, que me quería... Yo simplemente sonreí y no me aparté de él.






sábado, 22 de septiembre de 2012

La historia de Elisa- Cap 11.

Era domingo. La tiendas del pueblo cerraban y la mitad de la gente se encerraba en casa intentando relajarse antes de volver a empezar otra semana estresante. Sentada sobre mi cama, me refugiaba del mundo abrazada a mis piernas. Habían pasado tan solo tres días desde que Nayara y Sara se habían ido y ya las echaba de menos. Supongo que la situación hacía que las añorase aún más. Yo cabreada con Jake y él conmigo. He pensado en llamar a Nayara, pero no quiero preocuparle.
 El caso es que la tarde en la que Nayara y Sara se iban, nos tocó hacer de niñeras, creíamos que solo estaríamos un rato y que luego podríamos salir para que ellas se despidiesen, pero mis padres volvieron tan tarde que nada más volvieron mi padre las tubo que llevar a casa. Me cabreé con mi madre a más no poder y hasta ahora estoy sin hablarle. Dice que surgió un imprevisto. Pero ni si quiera se ha limitado a decírmelo. Solo lo hizo por hacerme la puñeta porque según ella no le hacía caso desde que salía tanto. Dios, pero si estamos de vacaciones... El caso es que al día siguiente mi madre vino a decirme que se irían a Riverwills con Manuel, para pasear un rato y que si quería ir. Ni contesté, ella ya sabía la respuesta. Se fueron y yo desayuné y me puse a ver la tele. Tocaron al timbre y yo aún bostezando y con toda la boca manchada de colacao abrí la puerta y Jake se abalanzó sobre mí cerrando la puerta tras de sí. Me abrazó tan fuerte que casi creí que me asfixiaba. Le dí un beso en la frente.
-¿Qué haces aquí a estas horas, eh?
-Bueno, la vecina me dijo que tus padres se habían ido. Y subí a verte. Además, sé que estás triste porque Nayara y Sara se han ido, y vengo animarte.
-¿Sabes que todo lo que dices suena mal en mi cabeza?
-Eres una pervertida.
Me miró mal y se sentó en el sofá, apoyando la cabeza boca abajo sobre los brazos. Sonreí. Era tan infantil. Tan pequeñito. Pero cuando tenía que ser serio y maduro, lo era. Me encantaba esa faceta suya. Me acerqué a él y me senté a su lado.
-¡Quita! ¡Pervertida!
-¡Serás! 
Me levanté haciéndome la enfadada y fui a mi cuarto, me tumbé en la cama boca abajo con la cabeza en la almohada. El móvil sonó y lo cogí.
-¿Diga?
-¡ELISAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!
-Shhhh shhhh, ¡no grites Nayara!
-Es que me emociona oír tu voz. Te hecho de menos. Y Sara también aunque no te lo diga.
-Ya, ya lo sé, Sara es así, no pasa nada... Yo también os hecho muchísimo de menos.
-El caso es... 
-Di...
-Bueno... Sara y yo... queríamos...
-¿Queréis acosar a Derek y a Jason?
-Bueno, Sara quiere el teléfono de Jason para chatear y eso...
-Y tú el de Derek, ¿no?
-Sabes que tiene novia Lis...
-¿Y qué importa? ¿No puedes hablar con él o qué? ¡No seas tonta! En cuando los tenga te los envío por What's app.
-Vale Lis, gracias, dale recuerdos a Jake, ¡TE QUEREMOSSSS!
-Yo tambien tonta.
Colgué y sonreí. Me giré y Jake me miraba curioso.
-¿Era Nayara?
-¿No te han dicho que es de mala educación escuchar conversaciones ajenas?
-Eres mala conmigo...
Me senté en el borde de la cama y el se sentó a mi lado. Le abracé y le besé. Sonreí en medio del beso y el sonrió acto seguido. 
-¿Sabes lo que te quiero?
-Pues no, no lo sé.
-Pregúntaselo a Tristán- y se echó a reír, no se podía negar que estaba celoso de que Tristán me llamara ayer para saber como estaba y tal... Me extrañó muchísimo ya que apenas lo conocía y no tenía muy buena impresión de mí y yo no muy buena de él... Pero me gustó poder contarle a alguien en ese momento lo triste que me sentía.
-¿Estás celoso?
-¡Que va! Si Tristán es mi amigo y se...
-¡Estas celoooosooooo!
-¡Mentira!
-¡Verdad!
Corrí hacia el salón y el me perseguía gritando. En ese momento sonó el timbre del portal de abajo. Me asusté y casi me caí, pero Jake me sujetó y impidió que chocara contra el suelo. Le sonreí y fui hacia la puerta. 
-¿Quien es?
-Elisa, soy Tristán, ¿me abres? Quería darte una cosa...
Instintivamente miré a Jake, quien me miraba extrañado, y que poco a poco tornaba sus ojos en un verde intenso que se le ponía cuando estaba mosqueado. Estaba realmente celoso.
-Si, claro... Un segundo.
Le abrí el portal y le dije que subiese. Jake me miró. Fui corriendo y le abracé. Me dolía que se pusiese tan celoso. Yo a él le quería muchísimo y sabe que nunca le engañaría, y no me gustaba que desconfíara de mi.
-Eh celosín, tranquilo, no va a pasar nada. Siéntate en el sofá y pórtate bien, que te conozco.
Me besó en la mejilla y fue a sentarse al sofá. Adoraba esos momentos en los que se comportaba como un niñito pequeño. Era tan adorable. Sonó la puerta y fui a abrir. Tristán me abrazó y luego me dio dos besos. Le dije que pasara y cerré la puerta. Miró a Jake extrañado y luego me miró a mi. Jake le saludó y siguió atento a la televisión, pero sin quitarme el ojo... ¡Este chico! No tiene remedio...
-Bueno... Tristán... ¿Que es lo que querías darme?
-Bueno, emmm...- su mirada se dirigió hacia Jake, que estaba tumbado en el sofá y esta vez estaba aún más atento a los dibujos y no prestaba mucha atención a nuestra conversación- ¿Podría ser en privado? Bueno... esto... es que...
Le sonreí y le llevé a la cocina. Jake me miró y yo negué con la cabeza. Me entregó una pequeña bolsita roja. Me sonrió y me dijo que la abriese. La abrí. Era una pulsera de plata con una bicicleta azul y un delfín colgados, y aparte también había una libreta con todos los enganches que podías comprar para la pulsera. Me la puse y le abracé fuerte.
-¡Muchísimas gracias Tristán! ¡Es preciosa! Pero no entiendo por que...
-Bueno, simplemente disculparme por que fuí un tanto grosero cuando nos conocimos.
-No tenías porque gastarte dinero... Además, nosotras también fuimos groseras, no pasa nada...
-No importa, me alegra que te guste.
Sonreí. Es lógico que no le importe. Jake me dijo una vez que su familia tiene muchísimo dinero y que se lo consienten todo a él y a su hermana. Nos dirigimos hacia el salón mientras yo contemplaba exahusta mi nueva pulsera. Era realmente preciosa... Y aquella bicicleta... Nunca olvidaría cuando conocí a Tristán. Y si lo olvidaba, siempre estaría la pulsera para recordármelo. Me despedí de Tristán y Jake le miró de arriba a abajo. También se despidió, pero no le hizo mucha gracia. 
-¿Por qué ha venido? ¿Qué quería? ¿Por qué os habéis ido a la cocina?
-Jake, solo ha venido a darme un regalo...- le enseñé la pulsera, feliz.
El se entristeció. Jake era más o menos como yo de dinero, tenía lo suficiente y vivía bien, pero todo lo que me regalaba solía ser hecho a mano, por él. Aunque nunca me importó porque me parecia precioso todo lo que me hacía. Le quería tanto que no me importaba nada de nada.
-Jake... ¿Qué pasa?
No hablaba, ni si quiera murmuraba. Miraba hacia el suelo, cabizbajo. Y entonces oí algo que provenía de él. Ese pequeño sorbido de nariz que únicamente haces cuando lloras. Me entraron ganas de llorar. No podía... Verle llorar siempre fué mi punto débil.
-Jake... yo... 
Me senté a su lado y le subí la cara. Le limpié las lágrimas con el dedo y el no apartó su mirada de mí. 
-Te quiero...- sollozó.
-Yo tambien te quiero Jake, no seas tonto ¿Como no te voy a querer?
-Le... le quieres a él... ¿verdad? El te quiere a tí... y te puede dar muchas más cosas que yo...
-¿Y eso qué importa? Yo te quiero a tí, Jake, ya lo sabes...
-¡Sé que tú le quieres Lis! - se puso nervioso, gritó sin ni darse cuenta y yo me eché a llorar. No podía creer lo que estaba pasando solo por un tonto ataque de celos. 
Por suerte, o no tanta, su punto débil tambien era verme llorar. Pero se hizo el duro. Se levantó y se fue. Cerró la puerta tras de sí.
Hasta ahora ni si quiera me ha llamado. Yo me he limitado a quedarme aquí en casa alejada del mundo. ¿Enserio habíamos acabado? ¡Pero yo le quiero! Y él... el me quiere... ¿no?

lunes, 3 de septiembre de 2012

La historia de Elisa- Cap 10.

''Sittin' here wide awake, thinking about when I last saw you...''
Aquella canción no se borraba de mi mente. De alguna forma, Jake siempre conseguía que se me quedasen todas las canciones que me enseñaba. En concreto, esa era de Lawson. Me la enseñó un día cualquiera en el que me estaba enseñando algunas canciones que le gustaban. Y hablamos casi toda la tarde sobre música. Siempre he pensado que tiene un muy buen gusto en la música. También me enseñó una de mis canciones favoritas, Kiss me slowly, de Parachute. Preciosa, como muchas de las canciones de ellos.
Son las 5 de la madrugada. No consigo dormirme de ninguna forma. Nayara y Sara duermen como lirones. Manuel y mis padres también. Si escucho atentamente, se oyen los ronquidos de mi padre. Tengo una familia muy extraña. Pero les adoro. Mañana por la mañana se van las chicas. Y yo otra vez me quedaré sola. Qué rabia. Pero Jake siempre esta ahí. Desde el primer día. Bueno, y supongo que este verano también estarán sus amigos. Y aquel extraño, pero guapo personaje. Tristán. No sé porque ahora pienso en él.
En la cocina no hay nada de comer. Ni un miserable trozo de pizza. Y tengo hambre. Tal vez me haga algo, pero mi madre siempre me decía que es malo levantarse de madrugada y comer. Que elimina por completo la posibilidad de dormir otra vez. Pero tampoco es que fuese a dormir mucho más. No tenía sueño. 
Me senté en el sofá y reflexioné. ¿Comía, o no? Si yo fuese Sara, sin dudarlo sería la segunda opción. Según ella, odia comer. Y por esa razón está tan delgada. Si yo no comiese, ¡también sería el palillo que ella es! Pero creo que nunca podría no comer. Me encanta comer. Como a Nayara. Pero ella come más que yo. Aunque hace muchísimo ejercicio y eso lo iguala. Bueno, creo que iré a intentar dormir. 
Dos horas más tarde, sonó el riiiing de mi móvil. Lo cogí, aún dormida.
-¿Diga?- conseguí pronunciar, en voz baja.
-Vaya, ya veo que te he despertado. Lo siento, no era mi...
-No importa-le interrumpí.
-¿Has dormido bien?-me preguntó dulcemente.
-No mucho, me he despertado a las 5, pero me conseguí volver a dormir.
-Oh, vaya... Bueno... ¿Salís?
-Los lirones aún siguen durmiendo. 
-Me lo imaginaba, jajaja... Bueno, Elisa, si salís me llamas, ¿vale?
-Supongo que si que saldremos. Te llamaré cuando estas se despierten. Te quiero.
-Y yo, preciosa.
Sonreí y colgué. Y mantuve la sonrisa un buen rato. Aunque parezca que no, adoro cuando él me despierta.
Me levanté y fui al baño a lavarme la cara. De ahí fui a la cocina. Saqué un vaso y lo llené de leche. Hoy no me apetecía colacao. Lo puse en el microondas y giré la rosca hasta el minuto. Saqué las galletas mientras esperaba, y el azúcar. Sonó el pling, y cuidadosamente saqué mi vaso de leche. Le puse dos cucharadas de azúcar y abrí el paquete de galletas. Mojé unas cuantas galletas y cuando terminé, me dirigí hacia la habitación y sin pensarlo ni un segundo, me tiré encima de Nayara. Ella empezó a gritar y yo le tape la boca y me reí. Ella me pegó en el brazo. Sara también se había despertado del grito de Nayara. Nos miraba atenta y adormilada. Nayara me sonrío irónicamente y me aparto de encima suya. Puso cara de enfadada y me sacó la lengua. Yo fruncí el ceño y la abracé. Ella se echó a reír. Y me contagió la risa a mi también. Entonces mi madre abrió la puerta.
-¡Pero bueno chicas! ¿Que hacéis despiertas? 
-Mamá, ya son las 8 y media.
-Aun así, sabes que tu padre está cansado y que hacéis mucho ruido. Y Manuel también está dormido.
-Lo siento, mamá. No haremos más ruido.
-Anda, ahora ir a desayunar, bichos- y sonrió.
Después de eso fue a la cocina y preparó el desayuno para Nayara y para Sara. Yo ya le dije que había desayunado. Manuel se despertó y desayunó con Nayara y con Sara. Mamá volvió a la cama, pero antes nos dijo que no hiciésemos ruido, y que vigilásemos a Manuel. Cosa en la que Manuel no estaba muy de acuerdo, que el ya no era ningún niño pequeño al que hubiese que vigilar. También nos dijo que ahora no podríamos salir, ya que saldrían dentro de una horas y tendríamos que estar con Manuel. Manuel miró mal a mamá, pero ella no le tomó importancia y continuó hablando. Lo último que dijo fue que no tardarían en volver. Y fue a la habitación, supongo que para arreglarse y levantar a papá.